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Professor Dr. José Souto Maior Borges (1932 – 2021) - Castellano

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Américo Cardoso dos Santos Júnior

souto maior

El CAFIB comunica, con profundo pesar, la muerte del Profesor Dr. José Souto Maior Borges, a la edad de 88 años, ocurrida el pasado día 2 de febrero de este año. Además de integrar el cuadro de jueces del CAFIB-Brasil, el “Maestro Souto” como era cariñosamente conocido en ambientes jurídicos, fue también el fundador y presidente del CAFIB-Recife.

Nacido en Pernambuco, en 1932, era Profesor Titular y Director de la muy tradicional Facultad de Derecho de Recife de la Universidad Federal de Pernambuco (FDR-UFPE), fundada por Don Pedro I en 1827, junto con la actual Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo, en el Largo Sao Francisco, en la capital paulista. En las aulas de esa institución pernambucana estudiaron conocidas personalidades como el Barao do Rio Branco, Castro Alves, Ruy Barbosa, Assis Chateaubriand, José Lins do Rego, Aurélio Buarque de Holanda y tantos otros nombres de la intelectualidad brasileña. Como profesor, Souto Mayor ingresó en esa Universidad, por concurso público, en 1961, habiéndose jubilado en 1998 después de constituir una sólida trayectoria académica. Es allí donde se graduó y doctoró en Derecho, además de graduarse en Filosofía. El “Maestro Souto” recibió en 2012 la Medalla de Mérito. También fue profesor de la Escola de Administração Fazendária (ESAF) y profesor emérito de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP), institución clasificada por el Ministerio de Educación (MEC) como la mejor universidad particular de todo el estado de Sao Paulo y la segunda mejor de Brasil. Ocupó además los cargos de Procurador y Director de Asuntos Fiscales de Recife, Superintendente de la Fiscalización de Rentas de Pernambuco, Auditor Fiscal y Secretario de Administración de Pernambuco.

Souto Mayor, además de ser considerado por sus colegas una verdadera revolución en el área del Derecho Tributario, era la referencia brasileña en ese campo y tenido como uno de los mayores especialistas en Derecho Tributario de América Latina. Escribió y público obras consideradas clásicas y fundamentales para el estudio de la abogacía, además de investigaciones y consideraciones sobre la relación entre ciencia y filosofía, como el libro “Ciencia Feliz”, lanzado en 2007. Destacamos un trecho: “La única búsqueda, la tentativa que vale la pena, consiste en navegar y observar el camino del corazón, Teniendo corazón, cualquier camino debe ser recorrido”.

La muerte del maestro fue ampliamente comentada en medios jurídicos y reproducimos aquí algunas de esas manifestaciones. La UFPE, en nota de pésame, resalta que el profesor Souto Maior fue …uno de las más notables juristas que por aquella casa pasaron. La Asociación Nacional de Abogados Públicos Federales (ANAFE) también exteriorizó, por escrito, …el profundo pesar por el fallecimiento del tributarista y profesor José Souto Maior Borges, referencia brasileña en el área del Derecho Tributario y Financiero. Mauricio Faro, presidente de la CEAT - Comissão Especial de Assuntos Tributários da OAB/RJ, o Conselho Seccional do Rio de Janeiro da Ordem dos Advogados do Brasil, comentó que …hemos perdido a uno de los mayores estudiosos del Derecho Tributario y un gran ser humano. Un pensador espectacular, con obras antológicas de análisis de la materia. Su “Teoría General de la Exención Tributaria” ayudó a formar diversos operadores de Derecho por el país. Heleno Taveira Torres – graduado y maestro de la Facultad de Derecho de Recife y actual profesor titular de la Facultad de Derecho de la USP – dijo que …Hoy es un día de luto para nuestra comunidad jurídica. El profesor Souto Maior Borges revolucionó todo el Derecho Tributario. Era de una cultura plural. Filósofo por formación, se dedicó a profundizar en los grandes temas de la Teoría General del Derecho. Escribió la más densa obra de Derecho Comunitario fuera de Europa. Fue siempre generoso y grandioso con sus amigos. Debo mucho de lo que soy a este gran maestro. De una genialidad y estilo inconfundibles. Además de por el Derecho, estaba profundamente apasionado por su familia, más tenía tiempo para su colección de helechos y para estudiar los perros de la raza Fila, sus hobbies predilectos.

Sobre cinofilia y mejoramiento genético del perro Fila Brasileiro, durante mucho tiempo él, en soledad, escribió, hizo copias y envió a un gran número de lectores de todo Brasil la serie de boletines “O Fibra”, conteniendo artículos técnicos, discusiones y noticias sobre la raza. Sus escritos también fueron reproducidos por otros órganos de la prensa y en webs especializadas, como la de Chico Peltier, de los cuales destacamos el artículo titulado “Mestizos negros de Fila Brasileiro: un hierro de madera”. Incluso, es importante mencionar su brillante texto “Paulo Roberto Godinho: Esbozo de una microbiografía Cinológica”, que sirve de apertura al excelente libro de ese juez all rounder y articulista cinófilo “Fila Brasileiro - un regalo de las estrellas”. Además, reproduzco aquí una muestra más de condolencia, ahora ya no sobre el abogado, sino sobre el cinófilo Souto Maior, publicado en Facebook por Pablo Roberto Godinho: …acostumbro a decir que “Fila Brasileiro - un regalo de las estrellas”, son dos libros. Uno que yo escribí y otro que Souto supo resumir en un Prefacio perfecto… El Fila Brasileiro perdió a uno de sus mayores baluartes y yo perdí un amigo de los más queridos…

El “Maestro Souto”, aunque fuera un ciudadano típicamente urbano, para expandir su gran pasión por los animales y plantas, acabó comprando una propiedad rural donde pretendía dedicarse al mejoramiento genético de bovinos de la raza Santa Gertrudis. Es muy común en personas de formación ciudadana el idealizar un paraíso bucólico, lejos del barullo y la polución de las grandes ciudades, donde, además de un relajante silencio y del saludable aire puro, las frutas, las verduras y las legumbres, sabrosas y libres de agro tóxicos, nacen naturalmente y en abundancia. Ese escenario idílico también incluye una buena cantidad de leche y sus derivados, deliciosos huevos y pollos camperos, además de lechones pururuca, y tantos otros manjares que la naturaleza graciosamente provee. Y los empleados son personas simples, aunque todos extremadamente eficientes, dedicados y respetuosos. Allí está claro que no existen reivindicaciones laborales y todos los animales y plantas son extremadamente prolíficos, además de absolutamente libres de enfermedades y plagas. La dura constatación de que la realidad es muy diferente de la ilusión, llevó a la creación de la célebre frase que apunta a las dos grandes alegrías proporcionadas por la propiedad rural al ciudadano urbano; el momento de la compra (cuando él alcanza su antiguo sueño) y el de la venta (cuando finalmente se libra de una pesadilla).

Souto Maior, cuando venía a São Paulo, para dar clases en la PUC o para asistir a las Exposiciones del CAFIB, nos contaba, con su habitual lenguaje erudito y fluido, las muchas dificultades que enfrentaba en su fazenda. Estaba consternado porque, al hablar con sus empleados, sentía que no entendían absolutamente nada de lo que decía, como si se estuviera expresando en otro idioma. No se daba cuenta de que él, con toda naturalidad, se dirigía a los broncos y simples compatriotas con el mismo vocabulario sofisticado que usaba en sus conferencias para cultos académicos. Nos habló de su intento de formar un huerto en el campo, destinado tanto a abastecer su casa en la ciudad, como también al menú de sus empleados rurales. Cuando, por fin, pudo hacerse entender por el perplejo empleado, escuchó su indignada respuesta: “¡No soy una oruga para comer ensalada!”. Hablando sobre su fazenda y la mentalidad de sus “trabajadores”, también nos habló de la inexplicable desaparición de una costosa bomba de agua poco después de que la comprara, aunque esa región no se produjeran robos ni asaltos. El extraño destino del sofisticado equipamiento fue descubierto un tiempo después, cuando, durante un periodo de sequía particularmente severa, el nivel del agua en el embalse bajó tanto que terminó revelando el paradero de la costosa bomba, que tristemente yacía allí, ya oxidada, cubierta de barro e inutilizable.

Nos consuela saber que él tuvo una larga vida, de la cual disfrutó intensamente, fue un hombre plenamente realizado como profesional y como cabeza de familia, y sus grandes méritos alcanzaron el profundo reconocimiento de sus colegas. Con mucha añoranza, solo nos resta decir: Descanse en paz, “Maestro Souto”, o como él, más eruditamente, tal vez prefiriese: Requiescat in pace.

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