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Los Análisis de Fenotipo y Temperamento y el perfeccionamiento genético

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Américo Cardoso dos Santos Júnior

En 1981, hace por tanto más de 40 años, escribí para el boletín “O Fila” el texto que se reproduce abajo. Ello demuestra que, a lo largo de casi medio siglo, CAFIB se mantiene siempre fiel a los mismos principios y procedimientos. Además de eso, este artículo también merece ser publicado nuevamente para ilustrar a los cinófilos más nuevos, que no lo hayan leído, acerca de los criterios que, desde hace décadas, venimos siguiendo. Es importante enfatizar que estos criterios deben ser generales y uniformes, sin hacer excepciones para casos considerados “especiales”.

Resaltamos que nuestros procedimientos vienen siendo los mismos para todos los perros, independientemente de argumentos, rumores o testimonios de quien quiera que sea.

Como ejemplo de esa absoluta imparcialidad, recordamos a los más novatos que, cuando rescatamos a la hembra Zumba de Parnapuan – criada por el “Padre de la Raza”, Paulo Santos Cruz -, fue sometida a un Análisis de Fenotipo y Temperamento y, después de ser aprobada, recibió un Registro Inicial y no fue considerada toda su renombrada ascendencia “Parnapuan” por ser anterior al trabajo de CAFIB. Y esa decisión fue avalada por su propio criador, el Maestro de Cría del CAFIB, Paulo Santos Cruz.

Estas aclaraciones son necesarias porque, como en tantas otras ocasiones, recientemente vienen surgiendo nuevas “autoridades absolutas” en Fila Brasileiro, que, iniciándose mal en la raza, ya llegan como “dueños de la verdad”, indignados, amenazando boicots y cuestionando juicios. Son alborotadores natos, que no contribuyen a nada, pero, felizmente, tienen una participación corta, aunque, infelizmente, acaban siendo sustituidos por otros rebeldes que no paran de surgir. En verdad, una de las grandes causas de esas polémicas e intrigas es el interés por la comercialización de cachorros, principalmente para el extranjeroo fila

Los Análisis de Fenotipo y Temperamento y el perfeccionamiento genético

El aumento de actividades de CAFIB se viene haciendo últimamente a un ritmo acelerado, siendo hoy común, en un mismo mes, celebrarse varios Análisis de Fenotipo y Temperamento en diferentes ciudades y Estados del País. Esto revela la creciente toma de conciencia, por parte de los aficionados al Fila, de los problemas a los que la raza se viene enfrentando y el ansia de luchar por su perfeccionamiento.

Infelizmente, el mestizaje indiscriminado y la falta de orientación en la crianza nos dejaron un legado desalentador, y el material de que disponemos para recuperar la raza es bastante escaso, lo que dificulta y retrasa sobremanera la fijación de los caracteres que buscamos para la formación de un plantel homogéneo y de alto nivel.

La experiencia adquirida por la convivencia con esos problemas nos hace pensar que es oportuno hacer ciertas consideraciones.

Evaluación de los fraudes

Al inicio de nuestras actividades, dentro de la heterogeneidad que la raza nos presentaba, encontrábamos, de vez en cuando, algunos perros muy típicos, pero sobre los que pesaban rumores de mestizaje. Esto nos llevó, al principio, a pensar en la hipótesis de descartar a los referidos animales, no permitiendo su uso en la reproducción (a pesar de la calidad de su fenotipo) porque teníamos miedo de que, al procrear, nos decepcionasen, revelando señales de atipicidad en sus productos. Oímos así críticas, sospechas y acusaciones que contaminaron todos los criaderos, todas las camadas y todos los linajes conocidos. Evidentemente, con el paso del tiempo, aprendimos que esas críticas, sospechas y acusaciones en algunos casos se hicieron a la ligera, sin una base sólida y, muchas veces, partían de personas de mala reputación. Algunas veces eran falsas interpretaciones de hechos verdaderos, originando conclusiones distorsionadas e injustas; en ocasiones eran simples calumnias motivadas por rencores y problemas personales; otras veces eran afirmaciones hechas sin pensar; y, evidentemente, muchas veces, en la práctica, se confirmaban como justificadas, verdaderas, habiendo partido de fuentes seguras.

Además de eso, percibimos también la extensión absurda de los fraudes cometidos envolviendo la venta de pedigrís a dueños de perros no registrados; atribución de Certificados de Registro de Origen a cachorros que tenían otros padres distintos de aquellos mencionados en el documento; uso de nombres de perros ya fallecidos como progenitores todavía en activo, etc.

Concluimos por tanto que la aparición en un pedigrí del nombre de un animal mestizo, como ancestro de determinada camada no significaría, necesariamente, falta de pureza racial de esos cachorros, sino que aquel "pedigrí" tendría una gran posibilidad de haber sido falsificado, cambiado, vendido o usado para un animal de línea de sangre totalmente distinta de aquella que su Registro de Origen le atribuía.

Los pedigrís falsos

Los mestizadores cruzaban sus hembras de Fila con machos de las razas Mastiff, Mastín Napolitano y Dogo Alemán, y registraban sus productos como si fuesen oriundos de padre Fila. Comprobamos posteriormente (incluso por fotografías) un fenómeno más o menos inverso de ese fraude. Un perro (registrado como Fila) negro con inconfundibles características atípicas (además del color), que, por haber sido extremadamente premiado en las exposiciones, pasó a ser extensivamente usado en la reproducción, pues había una gran demanda de hijos suyos. Supimos de hembras que fueron llevadas para ser cubiertas por él, que acabaron siendo montadas por otros machos (menos valorados, aunque eventualmente puros) por no estar ese perro en condiciones para cubrir las innumerables hembras que le eran destinadas. Lógicamente, en el registro de los cachorros figuraba el campeón como padre, por razones obvias.

Otro caso: un antiguo criador del Sur de Minas siempre tuvo animales puros y sin registro. Al ser consciente de la revalorización de los perros registrados, vino a Sao Paulo, compró varios ejemplares de un criadero conocido como uno de los grandes comerciantes de mestizos y los llevó para el interior. Llegado allí, se deshizo de los cachorros comprados por considerarlos no aprovechables en su criadero, guardando los "pedigrís" para atribuirlos a los perros que ya poseía.

Tenemos por tanto casos de perros puros con registros de mestizos, además de los tradicionales casos de mestizos con registro de puros.

Ante semejante caos, no sabíamos cuando creer ni en qué o en quién creer. ¿qué se podría hacer o exigir para que consideráramos como verdadera la información que se nos presentaba o la validez de un “pedigrí” oficial? ¿Exigir otros documentos o atestados? ¿qué atestados? ¿Juramentos, testigos? ¿Cuántos testigos?

El registro

Llegamos a la triste conclusión de que la única solución sería comenzar de nuevo; partir desde cero otra vez, colocando una losa encima de todo ese pasado. Hemos recibido críticas por esa decisión, considerada por algunos como drástica o injusta. Ciertos criadores antiguos fueron reacios a aceptarla, desagradándoles la idea de que, después de años de crianza, sus productos pasaran a recibir Registro Inicial otra vez y su ascendencia ya no fuera considerada. Creemos que ante todo lo expuesto anteriormente comprenderán que no teníamos otra elección; la solución adoptada no fue la que consideramos mejor, sino la única posible.

Para censar el plantel aprovechable para la reproducción pasamos a someter a cada animal a un cuidadoso análisis donde todas las características somáticas son pormenorizadamente anotadas, los perros son fotografiados, numerados, pesados, medidos y, en el caso de que ya hayan cumplido un año de edad, pasan test de temperamento y sistema nervioso. El objetivo marcado fue conseguir el registro en fichas individuales de cada animal, donde conste una descripción minuciosa de todos los detalles fenotípicos, dando mucha importancia a las reacciones positivas en las pruebas de ataque y tiro y, obviamente, valorando por encima de todo la tipicidad del perro. Al evaluar los resultados se aprueba o no al animal para la reproducción.

La reacción de los propietarios al recibir nuestro veredicto, principalmente tratándose de perros reprobados, viene siendo variada. Todos los que llevan a sus perros a los Análisis tienen la esperanza de conseguir su aprobación y, en el fondo, creen firmemente que el suyo es el mejor de cuantos comparecen. Es interesante notar cómo las reacciones de las personas a veces varían entre la exposición teórica del problema, y el resultado concreto del análisis de su perro.

Cuando nos desplazamos a una ciudad con el fin de hacer un Análisis de Fenotipo y Temperamento, siempre lo hacemos los fines de semana. Normalmente acostumbramos a llegar el sábado y, por la noche, el Maestro de Cría de CAFIB, Dr. Paulo Santos Cruz, da una conferencia a los interesados, donde son abordados diversos temas relativos a la raza Fila, desde sus orígenes, características de estructura y temperamento, genética, hasta los problemas derivados del mestizaje con otras razas y una exposición de los objetivos y metodología de trabajo de CAFIB. La receptividad que se alcanza en esas conferencias es excelente, no solo por el profundo conocimiento del asunto y capacidad didáctica del Dr. Paulo, sino también por ser abundantemente ilustradas mediante la proyección de diapositivas, películas y diagramas, tornando más asimilable el asunto expuesto. La reacción de los asistentes acostumbra a ser de entusiasmo y total apoyo a nuestra lucha. Al día siguiente, domingo, se realiza el análisis de los perros, cuando algunos son aprobados y otros no. Normalmente constatamos que algunos de los presentes a la charla de la víspera y que, con entusiasmo se habían disuelto en alabanzas a CAFIB, ante la reprobación de sus perros, inmediatamente pasaban a proferir duras críticas sobre el conocimiento técnico e idoneidad de los jueces que actuaban en el Análisis. Es explicable, aunque no sea justificable en absoluto, la dificultad que tienen algunas personas a mostrarse de nuestro lado tras la reprobación de aquel perro suyo, que la cinofilia llamada oficial llenó de premios, títulos y trofeos. Es propio del ser humano encarar con más simpatía a aquellos que lo elogian y enaltecen, aunque sea injustificadamente, que aquellos que lo critican, aunque sea de forma constructiva.

Estructura y tipicidad

La hoja de rapport confeccionada durante el Análisis es rellenada a mano y, posteriormente, pasada a máquina en un impreso adecuado, que enviamos por correo. Ha habido casos en los que la hoja de rapport, al ser recibida por el propietario del perro, no se interpreta bien o suscita dudas.

Con relativa frecuencia aparecen en los Análisis perros con rasgos evidentemente atípicos, aunque con óptimas características en cuanto a estructura e incluso temperamento. Esos perros son reprobados por presentar una serie de detalles que revelan mestizaje como, por ejemplo, inserción alta de orejas, stop acentuado, ausencia de pliegues longitudinales en la garganta, piel no tan suelta y gruesa como debiera ser, coloración atípica, movimiento  no peculiar a la raza, con ausencia de paso de camello, balanceo longitudinal del tronco, etc.; mientras tanto, podrán presentar excelentes proporciones, masa muscular, osatura, angulaciones, aplomos, dentición, mordedura, temperamento, sistema nervioso, etc. Resumiendo, existen ciertos ejemplares que son excelentes perros, pero no son Filas puros.

Alguien podría argumentar que, si son perros excelentes podrían contribuir positivamente en la reproducción, transmitiendo las cualidades que poseen. Es fácil rebatir ese argumento, recordando que un reproductor vale mucho más por su genotipo que por su fenotipo; un reproductor, para transmitir las cualidades que presenta, precisa poseerlas genéticamente fijadas, siendo homocigoto en un gran número de factores. Además, en la selección de cualquier raza pura, es preciso buscar la homogeneidad de los ejemplares, siguiendo la descripción y orientaciones del estándar. Todos los esfuerzos deben tender a la fijación de un tipo único, siendo éste exclusivamente el tipo original del Fila, seleccionado y fijado hace más de cien años por los agricultores y ganaderos de diversas regiones del Brasil Central, y particularmente del sur del Estado de Minas Gerais.

Como consecuencia del vigor híbrido resultante de la heterogeneidad, los mestizos de primera generación (llamados F1) a veces son perros bonitos, vistosos, no se puede negar; sin embargo, serán inútiles como reproductores (en un programa serio de mejora genética). Seleccionar bien, produciendo ejemplares más perfectos en cada generación ya es muy difícil cuando se trabaja con animales de raza pura, de ascendencia conocida; de los cruces entre mestizos siempre resulta descendencia heterogénea, volviéndose completamente imposible prever cualquier resultado en la crianza.

Esperamos que estas explicaciones aclaren el motivo de la reprobación de ciertos perros cuyos rapports registran un gran número de cualidades.

Criterios de aprobación

Caben ahora algunas palabras sobre aquellos que fueron aprobados en los Análisis de Fenotipo y Temperamento.

Evidentemente, se consideró la hipótesis de que un animal mestizo, ocasionalmente, no presentara señales atípicas. Es improbable que eso ocurra en la primera generación, donde los productos cruzados tienen un cincuenta por ciento de sangre de otra raza y cuya apariencia acostumbra a denunciar flagrantemente la falta de pureza. Pero cuando los mestizos se cruzan entre sí durante sucesivas generaciones, poseyendo algunos mayor grado de sangre de Fila que otros, podrán, eventualmente, aparecer casos de animales que, por una combinación fortuita de genes, no aparenten, exteriormente, señales de mestizaje, siendo por tanto aprobados.

Como precaución ante ese riesgo, la aprobación de CAFIB es provisional, pendiente de confirmación mediante el test de progenie. Aquellos que prueben transmitir a su descendencia el tipo y las cualidades que nos llevaron a aprobarlos recibirán, entonces, un Registro Definitivo. En contrapartida, los que mediante la reproducción denuncien su falta de pureza (a pesar de no aparentarla en su fenotipo) generando productos con señales de atipicidad, verán anulada su aprobación provisional y sus descendientes no serán registrados.

Este criterio, además de protegernos frente a la eventual aprobación de un mestizo “disfrazado de puro”, también nos posibilita un poco más de flexibilidad en la aprobación, ventaja que no puede ser despreciada en virtud de lo exiguo que es el plantel que puede ser considerado como de alto nivel. Así, nos sentimos un poco más libres para aprobar perros apenas regulares, pues abrimos la posibilidad a que se muestren, eventualmente, buenos reproductores, cabiendo siempre el recurso de “anular” la aprobación provisional si la oportunidad dada no aporta resultados compensatorios.

Esas explicaciones deben ser tenidas en cuenta por aquellos que hubieran visto reprobado su perro y no se conformen con ello, alegando que es hijo, nieto o hermano de determinado ejemplar aprobado en el análisis, o premiado en las exposiciones.

El patrimonio genético

Se ha de considerar además que ni siquiera en un plantel de mejor calidad que el reflejado por el triste cuadro que la raza Fila presenta hoy en día, ser hijos de padres campeones deba ser entendido, necesariamente, como sinónimo de calidad. Entiendan que los cachorros no se fabrican en serie, como piezas idénticas y que, en una misma camada, unos sobresalen más que otros. En el caso de que bastara con que padre y madre fueran excelentes para que toda su descendencia fuera de alta calidad, en un corto espacio de tiempo ciertamente no habría más animales mediocres y cualquier criadero podrá siempre producir campeones exclusivamente.

No siempre el mejor perro es el mejor reproductor y ya se ha dicho anteriormente la importancia de valorar más, en un programa de cría, el patrimonio genético que la apariencia exterior. No son raros, en las distintas razas caninas, los casos de animales que, aunque no hayan destacado en las exposiciones, hayan producido hijos excelentes; así también surgen, ocasionalmente, perros excepcionales, ganadores de trofeos, cuya descendencia, a veces, decepciona. Una conocida regla de crianza aconseja preferir como reproductor a un perro regular descendiente de una familia de excelentes, a otro, excelente, que provenga de una familia de regulares.

Es preciso recordar que el proceso de selección de algunos y eliminación de otros es a base de perfeccionamiento genético y jamás se llegará, no solo en las razas caninas, sino en todas las especies criadas por el hombre, a un punto de evolución en el que todos los ejemplares nacidos puedan ser considerados de élite.

No considerar esos aspectos es por lo que muchos criadores ingenuos adoptan la solución simplista de cubrir sus perras con los perros ganadores en las exposiciones, relegando a un plano totalmente secundario, o incluso ignorando, un estudio más profundo sobre las líneas de sangre presentes en los diversos linajes.

Debemos siempre evaluar cuidadosamente las características positivas y negativas de nuestros perros, principalmente en lo que se refiere al aspecto genético, para poder compensar los eventuales defectos, buscando las cualidades opuestas en la pareja a ser elegida para el apareamiento. Concluimos así que no siempre el mejor de la exposición es el mejor reproductor o el macho más indicado para cualquier hembra.

El rigor de los análisis

Todavía hablando de los perros aprobados, hay otro aspecto a ser aclarado. Explicamos anteriormente que, en virtud del carácter provisional de la aprobación, y de la escasez de buenos ejemplares, no siempre nos permitimos, como criterio de evaluación, una gran rigidez, que sería beneficiosa para la raza y estaría plenamente justificada si las circunstancias fuesen otras. A medida que aumenta el número de perros aprobados y, consecuentemente, la calidad del plantel disponible, también se intensifica el rigor en los Análisis. Esperamos que, dentro de algún tiempo, la mejora de la crianza nos permita un criterio mucho más inflexible, procurando la erradicación sistemática de los defectos más graves, como las faltas de temperamento y sistema nervioso y defectos de mordida. Creemos en breve poder hacer justicia a la denominación de “elitistas”, calificación que ya nos atribuyeron en sentido peyorativo, y que preferimos encarar como una virtud.

El rigor empleado en la evaluación de los animales viene siendo mucho más intenso al juzgar los machos; ello no es por creer que ellos poseen mayor prepotencia genética que las hembras, como popularmente, muchas veces, se piensa. Lo que ocurre es que los machos son o pueden ser responsables de un número mayor de cachorros que las hembras. Una hembra, incluso cubierta todas las veces que entre en celo, podrá generas, como máximo, dos camadas por año; un reproductor, si es intensamente usado, podrá ser padre de algunas decenas de camadas en el mismo periodo.

En base a ello, se puede deducir que muchos de los animales aprobados, principalmente entre las hembras, aunque de calidad razonable, están muy lejos de poder ser consideradas excelentes. Tenemos censados en nuestros archivos perros que se podría decir que “pasarían raspando” por la criba de los jueces en los Análisis, y cuya aprobación debe ser encarada más como una oportunidad para, siendo bien apareados, eventualmente producir cachorros de un nivel mayor. Junto a estos, hay perros que podrían recibir calificaciones mejores, pudiendo ser considerados buenos, muy buenos e incluso óptimos. Esa diferenciación se hace necesaria, así como la explicación de sus motivos, para aquellos que consideran la aprobación como un certificado de excelencia de calidad, sin tener en cuenta el carácter provisional de este certificado que, en algunos casos, puede ser cancelado.

Para poder diferenciar mejor los perros aprobados CAFIB está elaborando un Reglamento de Puntuación, a ejemplo de lo realizado por otras entidades que ya se encuentran en un estado más avanzado de selección, como, por ejemplo, la Asociación Brasileña de Criadores de Caballos de la Raza Mangalarga. Cada ítem a considerar durante el juicio, de acuerdo con su importancia, tendrá estipulado un valor máximo; de la suma de todos los puntos atribuidos por el juez a cada detalle del perro, se llegará a la nota final que será el resultado de la puntuación. Este método permitirá valorar adecuadamente cada animal, de acuerdo con la mayor o menor calidad de su fenotipo y temperamento, convirtiendo más precisa la evaluación de las características a ser transmitidas hereditariamente.

Es fundamental que se tenga una idea exacta y objetiva de las características positivas y negativas de cada animal, encarando con frialdad científica también los puntos indeseables que pueda presentar el perro.

Las disculpas de los dueños

Siempre que anotamos en los rapports los defectos de los ejemplares analizados, recibimos de los dueños toda suerte de justificaciones y explicaciones intentando mostrar que aquellos defectos anotados son disculpables y que sería una injusticia penalizarlos. Así, los perros de constitución débil y osatura leve siempre fueron adquiridos en estado lamentable, pues el criador había obviado los cuidados elementales de buena alimentación, suministro de calcio y vitaminas; las dificultades durante el movimiento nunca se deben a problemas congénitos, como displasia coxofemoral u otras malformaciones; son siempre atribuidas a un atropello cuando el perro era cachorro, un fractura resultante de una caída, o una mala posición en el coche al venir al Análisis. Las faltas dentarias son siempre consecuencia de la notable ferocidad que lo lleva a morder furiosamente las barras de hierro de la cancela, siempre que alguien toca al timbre. El miedo al tiro es un trauma causado por el triste accidente sufrido al morder un petardo, que le explotó en la boca. La timidez ante el figurante acostumbra a ser imputada a la crueldad del antiguo dueño, que lo apaleaba sin piedad.

No pretendemos negar que, de hecho, muchos de los problemas presentados puedan ser consecuencia de accidentes o circunstancias infelices. Pero el juez solo debe tener en consideración aquello que está ante sus ojos en el momento del Análisis o de la Exposición. Muchas veces se torna difícil, o incluso imposible, comprobar si el defecto es genético o no. No tener en cuenta la palabra del dueño del cachorro que atribuye a esta u otra circunstancia la responsabilidad de la aparición de la falta, puede no ser una actitud simpática o comprensiva, sin embargo, lamentablemente, sabemos que existe mala fe por parte de muchas personas que, si hay posibilidad, no tienen escrúpulos en tratar de endosarnos las viejas “historias” que justifican todo y que estamos cansados de escuchar. Dentro de un único criterio de proceder, tal vez algunos se vean perjudicados, pero no convendría abrir precedentes.

Pero si, por un lado, existe mala fe que intenta encubrir intereses comerciales o alimentar vanidades personales, no son pocos los casos de personas que, no conformándose con los defectos del perro, ingenuamente quieren descubrir métodos milagrosos para corregirlos. Son comunes las indagaciones sobre qué hacer para mejorar una cadera estrecha, una sensibilidad al tiro, un tipo longilíneo, una mordedura defectuosa. Se suceden entonces los intentos fallidos de paliar el defecto: dosis masivas de calcio y agotadores trotes junto a la bicicleta o el coche, para “mejorar la grupa”; cuidadoso adiestramiento, acariciando al perro cada vez que se disparan tiros de fogueo a una distancia que se va acortando poco a poco; la expectativa de que la hembra críe para ver si, entonces, “hace más cuerpo”; la esperanza de que , royendo una gran cantidad de huesos o masticando juguetes de goma dura, la mandíbula irá al lugar correcto.

Teniendo en mente que no existen perros absolutamente perfectos, la actitud sensata debe ser la de ver al animal como realmente es, evaluando y sopesando los pros y los contras en su debida proporción; dejar de reconocer y de asumir los defectos existentes -para intentar engañar al eventual comprador de cachorros, o al juez, o a sí mismo – representa una falta de madurez que en nada beneficia a la raza. Los defectos no deben ser escondidos ni disimulados; debemos intentar corregirlos en las generaciones siguientes por medio de la cuidadosa elección del ejemplar correcto para el apareamiento, y mediante la concienzuda selección de los cachorros que pudieran nacer.

Es perfectamente comprensible que las personas que compran un perro en el que depositan muchas esperanzas, con el correr de su desarrollo se apegan a él de tal forma que los lazos afectivos y los vínculos emocionales distorsionan un poco la realidad, tornándose difícil reconocer el hecho de que tal vez aquel animal no mereciese ser usado en la reproducción. Mas es preciso recordar que, muchas veces, de un cruce que tanto el macho como la hembra son excelentes, ocurren decepciones; muchas veces, cuando pensamos tener en las manos el material genético ideal para producir una camada formidable, la realidad nos desilusiona. Criar bien es muy difícil, incluso cuando trabajamos con óptimos animales. Pretender obtener resultados satisfactorios a partir de ejemplares mediocres nos parece una tentativa pueril y ausente de rigor científico.

A tal punto llega la falta de sentido crítico de algunos que, más de una vez, al concederles la aprobación provisional para machos o hembras que precisarían ser apareados con una pareja muy bien escogida y de comprobada dominancia genética para intentar producir una buena camada, nos deparamos con planes que nos parecen un tanto pretenciosos, incluyendo el “inbreeding” como línea maestra del futuro programa de cría.

La endogamia constituye, sin duda, un método eficiente y rápido para la fijación del tipo y de las características deseadas, pues es responsable de la gran homocigosis presentada por los productos resultantes. Pero no podemos olvidar que la consanguinidad es una navaja de doble filo, para cuyo empleo se hace necesaria la consideración de muchos aspectos. Se debe saber cómo y cuándo usarla, pudiendo revelarse un arma poderosa en las manos de quien conozca genética, tenga animales de alto nivel y esté preparado para, eventualmente, eliminar camadas enteras. De la misma forma que fija las cualidades, resalta también los defectos y, por tanto, su uso se justifica apenas cuando se posee perros óptimos, cuyo tipo y cualidades realmente merecen ser perpetuados. No es, consecuentemente, un método a ser adoptado como rutinario, a ser utilizado por todos los criadores y con todos los perros, como algunos parece que pretenden.

La raza Fila, por las notables cualidades que la distinguen, ha despertado el interés de muchos cinófilos de otros países, como lo demuestra el creciente énfasis dado por varias publicaciones especializadas, principalmente europeas, enfocando, sobre todo, los problemas derivados del mestizaje. El futuro de nuestra crianza y la perspectiva de hacerla respetar, ocupando el lugar que se merece en la crianza canina internacional, dependen del trabajo honesto y solidario de los criadores en la búsqueda de un fin común, cabiéndoles la responsabilidad de, por encima de vanidades personales y rivalidades mezquinas, encarar el perfeccionamiento genético con el empeño y la seriedad de quien estudia una ciencia, y con el talento y sensibilidad de que se dedica a un arte.

tradução: Jaime Pérez Marhuenda

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